PORQUÉ UN BLOG

Porqué escribo un blog… para compartir… para contar como he hecho a lo largo de una historia de vida..que no necesariamente tiene que venir colmada de hazañas. Quiero desmitificar la parte heroica y resaltar el camino que me ha traído aquí. Quiero un blog que me permita contar las partes oscuras que vivimos porque esas también son dignas de ser contadas. Con ellas nos entrenamos, las transitamos como podemos y, despacio, con ellas, vamos descubriendo nuestro valor. ¡El valor de haberlas vivido!

 

Y con eso quiero que mi blog sea una aportación a esa normalidad que tiene tantos colores y también carece de ellos.

Quiero compartir maneras de colorear los grises.

Agradezco que me permitáis utilizar de forma aleatoria el género como una manera de referirme a todas sus identidades.

Pásate por el blog

 MI HISTORIA

Desde hace más de 30 años soy Psicóloga y me especializo en la Psicología Orientada a Procesos (Process Work) con énfasis en la capacidad relacional de las personas

Mi trayectoria pasa por haber estado muchos años en las organizaciones y en las grandes corporaciones en las que he vivido situaciones límite de personas y grupos.

La suma de sus manifestaciones a través del poder y la jerarquía, de la necesidad de reconocimiento, del miedo, de las confrontaciones, de la dificultad del trabajo conjunto y de las individualidades, entre otras, despertaron en mi la pasión por conocer para que eran tan necesarias.

Esto fue lo que me empujó a abrazar los conflictos y a conocer  el despliegue de respuestas y de soluciones que nos traen.

Mi cv

«Tu conflicto es tu aliado» Judit Miret

MIS YO

Cuando me propuse tener un blog pensé en qué era importante explicar sobre mi y cómo presentarme.

Decidí contaros los distintos yo que he tenido a lo largo del recorrido de mi vida. Sólo mirando a cado uno de ellos puedo compartir con vosotros quién soy porque sin ellos no sería YO.

Si quieres saber más sobre mis YO, te invito a leerlos. Y quizás, te acompañen a descubrir tus, TÚ.

Mi infancia transcurrió en una familia austera y trabajadora, con una demanda constante de superación. Me encontré viviendo en un mundo difícil y lleno de laberintos a los que entonces decidí únicamente observar, o por lo menos eso creía. Aquí es donde aprendí a saber desconectar. Desconectaba del mundo que me rodeaba por miedo a no ser igual que el resto.

En ocasiones me sentía arropada y comprendía entonces que desde allí saltar al vacío era posible. Estas fueron las ocasiones donde mi abuela me hacia chocolate caliente y me tostaba pan para poderlo remojar. Allí encontraba mi hogar, los cuidados y el olor dulce del chocolate.

En un intento de definirme creé mi mundo imaginario, sabia dibujar, mis padres han hecho de la pintura su canal de expresión personal, también ha sido algo que les ha unido.

Entonces pensé que pintar para otros podría ser una manera de gestar relaciones. Y empecé a dibujar animales de formas extraordinarias, todos con alas y un gran pico. Les hablaba y les pedía que me enseñaran a volar. Todos mis cuadernos estaban llenos de mis animales.

En esa misma época empecé a contar cuentos, me encantaba crear lugares que existieran para mi y pensé que a otros les gustaría estar en ese imaginario. Podía crear lugares mágicos y así convencer a otros niños para que me acompañaran. Les contaba los cuentos por capítulos, y dejaba que me miraran atentas, y yo disfrutaba de estas miradas y de la atención que recibía solo poniendo palabras en mi boca e improvisando lo que pasaría en la frase siguiente.

No podía entender ni una palabra de aquel libro que se titulaba ‘INGRESO’, todo seguía siendo para mí un laberinto. Al día siguiente me examinaba y no sabía de qué, ni cómo sería cuando me sentara en la mesa delante de un papel blanco que no podía llenar con la letra caligrafiada y firme como hacia mi compañera de mesa.

Aquí llegaba mi sensación de estar en el abismo. O aceptaba mi realidad o entraba en una guerra incombustible de desesperos. Eso también fue así. ¿Era la peor?. Eso creí durante años, intenté esconderme como pude. Leía todos los libros que tenían mis padres, era una biblioteca extensa, es que en casa nunca hubo ni televisión ni teléfono, nada podía interrumpir los que elegíamos momentos para la lectura.

El punto de inflexión es la salida de la casa donde nací, con todo el respeto hacia esa casa que me cobijó, allí es donde tuve todo lo que me permitió saltar.

Dejaba mis miedos, y me llevaba otros. Me fui donde casi nadie me conocía, pero los que sí, supieron cuidar de mi. Aprendí a confiar, aprendí que podía hacer algo más de lo que nunca hubiera imaginado. Allí encontré otra vez la soledad cuidada, la soledad llena de riqueza y posibilidades , allí empecé a soñar. Estudié, me formé, probé que es ser reconocida y querida por mis capacidades profesionales.  ¡Gracias al nuevo mundo!

Mi trabajo se centró en la psicología y en la ayuda a personas, familias y grupos en los  sectores márgenes tales como la violencia de género, la violencia étnica y las adicciones. Estuve en contacto con la psicología sistémica y es a partir de allí donde mi interés va de los sistemas familiares a los sistemas organizativos además del cuidado de la persona.

Me fascina la dinámica de los roles, la gestión del poder y sus consecuencias.

He trabajado con las personas, con las familias y con los grupos. He trabajado el conflicto en cada uno de estos círculos. El conflicto me ha mostrado la cara más profunda del cambio. Sin él el cambio no es posible. El conflicto lo sentimos de forma individual, internamente o externamente  en cualquiera de los sistemas que habitamos.

Durante mi trabajo esos 30 años largos en organizaciones me han dado perspectiva de las relaciones humanas dentro de las estructuras. Cómo nos identificamos y cómo nos despersonalizamos, dónde encontramos aliados para seguir, cómo seguimos apostando por la visión de la empresa que representamos, qué nos hace estar al pie del cañón y qué es lo que nos ayuda a decir basta.

Mi trabajo y mi experiencia han contribuido a ir eligiendo y descartando caminos.

Después de trabajar la parte social, me adentré en el mundo de la docencia y el de la organización. Desde el área de Recursos Humanos y Desarrollo trabajé en diferentes sectores: hospitalario, farmacéutico, universitario, editorial, energético e industrial. En esta etapa que duró un poco más de tres décadas fui capaz de sostener varias polaridades y perspectivas opuestas que sin acuerdos o alianzas no hubiéramos sido capaces de avanzar.

Ahora mi enfoque es apoyar a personas y a organizaciones a sostener y a facilitar estos caminos hacia el cambio. El cambio no es difícil si sabemos cómo hacerlo. Todo cambio ocurre a partir de cada uno, de nuestra mirada hacia dentro y fuera de nosotros, sobre la intención de lo que hacemos y la intención en lo que hacemos.

Nuestros anhelos y nuestros sueños gestan el momento y la capacidad de configurarlo.

 

Mis Trademarks

Eterna sonrisa

Me rio bastante para colocarme en la actitud que me permite socializar bien, también me alegra tener esta marca personal ya que tengo muy buenas amigas y amigos, me permite ir con el corazón abierto a pesar de los riesgos que tiene abrirnos a la vulnerabilidad.

Mi soledad

La segunda marca personal es el disfrute de los momentos conmigo misma, donde reflexiono, pienso y fantaseo.

Fidelidad

Mi otra marca personal es la fidelidad, en el sentido más profundo de la palabra. Estar cuando sabes que debes estar, y a pesar de toda historia y recuerdos que invoquen la eterna balanza emocional de si debo o me deben.

¿Te has quedado con ganas de saber más sobre mi?

7. Datos curiosos sobre mi

  • 1 He sido directora de RRHH de grandes corporaciones, puedes ver más en mi biografía de linkedin.
  • 2 Soy socia de In Movement! la consultora de transformación empresarial.
  • 3 Adoro la música electrónica y los buenos ritmos que rompen.
  • 4 Cuando era pequeña soñaba con ser yo misma.
  • 5 A los 18 años me independicé y me fui a San Francisco, EE UU.
  • 6 Me gusta cocinar, pero que sea muy rápido.
  • 7 Me encanta la primera de BLADE RUNNER.